¿Te has parado a pensar por qué las tiendas en verano se llenan de ropa de colores claros y llamativos (blanco, amarillo, naranja…) y por el contrario, en invierno predominan los colores oscuros (negro, marrón, azul marino…)?
Pues, esto se debe a que la ropa absorbe la energía del sol (luz), y dependiendo del color de la prenda lo absorbe en un grado o en otro.
Por ejemplo: Las prendas de ropa blancas reflejan toda la luz, de manera que son más «frescas» y veraniegas mientras que, por el contrario, la ropa de color negro absorbe toda la luz dándonos así más calor.